Las relaciones del jardín y las familias: condiciones de posibilidad.
Sandra Nicastro
"Los paisajes pueden ser engañosos.
A veces da la impresión de que no fueran el escenario
en el que trascurre la vida de sus pobladores, sino un telón detrás del cuál
tienen lugar sus afanes, sus logros y los accidentes que sufren".
John Berger
Como si nos encontráramos ante la vista de algunos paisajes, que la relación del jardín con las familias presenta rasgos conocidos es una afirmación que aceptaríamos. Que a su vez presenta rasgos nuevos que nos ponen a punto de sentirnos frente a un vínculo que se hace difícil de entender desde las modalidades habituales de abordarlo, también es una afirmación que aceptaríamos.
Es decir que si bien ese escenario es conocido y cotidiano para tantos, algunos ejemplos ponen de manifiesto situaciones, discursos, prácticas que invitan a seguir pensando. Cuando se tarta de cuestiones conocidas, se parte a veces de la idea de que hay que volver a pensar lo que ocurre, porque se supone que está fuera de lugar y tiempo, porque se espera que cambie, porque se hace difícil entender para muchos cómo algunos temas siguen siendo recurrentes. Cuando se tarta de cuestiones nuevas, el seguir pensando tiene que ver, en el testimonio de algunos docentes, porque se dan situaciones que generan extrañeza, porque también quedan fuera de lo esperado, porque no se pueden clasificar dentro del marco de lo conocido y por lo tanto se leen del lado de lo que falla, de lo que está mal.
Por lo tanto, desde diferentes lugares una vez más nos sentimos interpelados a volver a mirar este tema, y, aceptando que son muchas las preguntas que nos hacemos, también a reconocer la necesidad de definir algunas ideas, categorías, que hagan de marco a esta reflexión.
A partir de reflexionar sobre la idea de posibilidad, abordaremos esta relación teniendo en cuenta dos cuestiones. En primer lugar, que se trata de un proceso de institucionalización que se lleva adelante en el marco de un proyecto formativo, y en segundo lugar, que entendemos que esta relación pone de manifiesto la vicisitudes propias del entrecruzamiento de distintas trayectorias.
En todo momento estas ideas se leen siendo atravesadas también por principios a los que adscribimos: uno, que la institución educativa es un espacio común que expresa la dimensión política de la prácticas, y otro, que la educación de los niños en tanto derechos nos sitúa necesariamente ante el tema del porvenir como tiempo que va más allá de la inmediatez de la cotidianeidad de lo escolar.
En relación a la idea de posibilidad, siguiendo algunas reflexiones de L. Cornu, entendemos que
"(...) buscar y actualizar lo posible, imaginar y darle paso a otra realidad es plantearla como un ¿por qué no? (...) En el campo educativo, habilitar la oportunidad desarrolla en el sentido de la ocasión, esa vigencia que le abre brechas a la fatalidad." (2004:57)
Y en este por qué no intentaremos dar lugar a distintas maneras de pensar y aventurar formas y rasgos posibles de esta relación.
Con respecto a la idea de lo común podríamos decir, siguiendo nuevamente a Cornu, que tiene que ver con hacer un mundo en el cuál cada uno tenga un lugar sin que esto dependa de acuerdos cerrados, de absolutas coincidencias, ni de ocupar lugares prefijados de antemano. En todo caso recociendo que no todo está dado por supuesto y que se trata de un espacio que reúne lo singular y lo plural, lo que coincide y lo que no coincide, las semejanzas y las diferencias. Todo ello entra en juego, y aquello que pone en común a docentes y familias, en el marco de un espacio escolar también puede generar desacuerdos. Justamente porque se trata de un espacio donde cada uno construye otros significados, ideas, maneras de pensar que requieren del aporte de todos.
Si pensamos en cada una de las propuestas que el jardín presenta a las familias desde las más estructuradas a las más abiertas, seguramente encontremos más de una manera de entenderlas, de construir desde allí un significado, y darse un lugar en cada una. A veces creemos que decimos rutina, y ya todos sabemos qué hablamos, que decimos periodo de inicio y con sólo contarlo ya el otro entendió y aceptó.
En este espacio común se encuentra las familias, los niños, los directores, los maestros y podríamos ser más específicos para hacer foco en cada cotidianeidad y decir que el encuentro en este jardín se da entre: estas familia, estos niños, estos directores y estos maestros. De alguna manera para no caer en categorías plenas y universales que provocan alejamiento y anonimato.
En cuanto al porvenir, entendemos a la educación en sí misma implicando un tiempo que va más allá de la inminencia y el corto plazo; cuando educador no vislumbra ese tiempo más allá del presente, ese tiempo no fechado, pareciera que queda atrapado en la inmediatez de algunos rumbos o situaciones.
En síntesis, la relación de las familias con el jardín opera como un analizador, que devela y pone en evidencia vínculos, discursos, prácticas que requieren ser leídos en una clave política en la cual el desacuerdo no tiene que ver con lo que hay que evitar, sino justamente con un indicador de la posibilidad de encuentro de todos los que allí están y en un tiempo que, más allá del presente que demanda, instaura un horizonte a descubrir.
-Sandra Nicastro-
Organización Mundial para la Educación Preescolar - Omep
➤Interesante fragmento que nos ayuda a reflexionar, en medio de la práctica docente, sobre las verdaderas posibilidades que como docentes ofrecemos a las familias, para establecer verdaderos vínculos entre ambas partes. Significa buscar en ese "no quieren" o "no pueden" las posibilidades de relación. De modo que ambas partes, trabajemos juntas hacia la misma dirección, por el bienestar de nuestros niños.
rociomelina96.blogspot.com

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