El jardín maternal es el primer ciclo del nivel inicial, pero sin embargo ha tardado demasiado tiempo en ser reconocido como un ámbito pedagógico-didáctico debido a su origen como institución que brindaba solamente cuidado asistencial.
A raíz del reconocimiento obtenido a través de la construcción de una mirada pedagógica e integral del maternal, junto con la formación docente, hoy en día es posible pensar el rol que ocupan los maestros dentro de los jardines maternales. Por eso me gustaría compartir algunas de las reflexiones que me surgieron luego de leer algunos textos que encontré y que ya había leído, pero que en esta ocasión me llevaron a establecer otras nuevas relaciones.
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Para empezar, considero posible comenzar a pensar en el rol docente, partiendo desde la idea, de que el docente se constituye como un modelo con el cuál los niños ya desde pequeños comienzan a identificarse. Partiendo del Diseño Curricular para la Educación Inicial desde los 45 días hasta los 2 años, GCBA (2016) podemos ver, que se describe a la tarea docente como una labor compleja, que requiere de una formación sólida, de conocimientos específicos, de teoría y de prácticas que se entrelazan y se ven atravesadas por un conjunto de aspectos estructurantes que deben ser considerados al llevar a cabo la tarea.
Entonces, debemos partir desde la idea de que el rol docente, cumple con características que hacen a esa complejidad. Por un lado, características que se le suelen otorgar a la tarea docente, como si casi no hubiera que pensarlas, que se encuentran implícitas. Es decir, el docente es aquel que está en el aula, que comparte tiempo con sus alumnos, que es responsable de garantizar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Si bien, estas cuestiones son válidas dentro de la tarea docente, no alcanzan para definir por completo al rol docente, son parte del mismo, pero para comprender el verdadero sentido de la tarea hace falta indagar un poco más en esa complejidad. Con esto me refiero, a que existen también características que tienen que ver con el sentido, con la construcción de una sensibilidad que es sumamente necesaria para el trabajo en el Nivel Inicial.
Cuando hablamos del Nivel Inicial, sobre todo cuando hablamos del Jardín Maternal, es realmente necesario abordar la tarea, primeramente, desde lo “amoroso”, ya que la afectividad es un aspecto central. Partiendo desde esa base, creo que es mucho más posible que todo lo demás venga acompañado de sentido. Pero es verdad también que el sentido es algo que se debe alimentar a lo largo del quehacer, necesito pensar y estar realmente convencido de lo que hago, cómo lo hago, por qué y para qué, debe estar cargado de intencionalidad pedagógica, de propósitos y acompañado de aquellos contenidos que voy a transmitir, para que tengan también un sentido para mis alumnos. Pero para eso, es necesario el ejercicio cotidiano de la reflexión.
Pensando especialmente en el maternal, en el libro "Pedagogía de la crianza" Rosa Violante, Claudia Soto y otros. Podemos encontrar, que cuando se habla de una pedagogía de la crianza se involucran las formas particulares de enseñar a los más pequeños, esto nos habla de que el docente asume la crianza de los niños, que nutre, que también es para ellos, un pilar de contención afectiva. Es deber del jardín enriquecer las experiencias de los niños dentro de contextos alfabetizadores; variados escenarios con objetos, música, juguetes y juegos, libros que le permitan al niño comenzar a descubrir el mundo que los rodea y apropiarse de la cultura.
Todo aquello, pensemos, que debe ser acompañado por lo afectivo, el docente debe ofrecer disponibilidad corporal a los niños, dar y recibir afectividad; devolviendo sonrisas, abrazando, acompañando con la palabra de manera cálida, nombrando a los niños, formando un vínculo de seguridad y confianza. Esto significa, ofrecerle al niño, momentos de intimidad, de vínculo afectivo con el docente, ofreciéndole también individualidad. Porque se trata de niños muy pequeños; con necesidades, características y tiempos individuales que es necesario saber atender y respetar. Es necesario que el docente conozca a cada uno de los niños también, para poder adecuar sus propuestas a una realidad concreta.
En cuanto a la intención didáctica, algo que me parece necesario tener en cuenta al momento de la tarea es que "hacer didáctica" significa analizar qué alternativas puedo ofrecer para ayudar a los alumnos a la hora de enseñar. Es que el docente tiene el poder de pensar cómo debe hacer para ayudar al alumno y cómo debe hacer para generar aprendizaje significativo.
En algunas ocasiones, en los jardines maternales suele verse, en algunos casos, un poco forzada la manera en que se llevan a cabo las actividades. Es decir, hablamos de todos aquellos recursos valiosos con los que se debe contar al momento de enseñar, como la literatura, la música, los juegos, y que a partir de un buen criterio de selección, se convierten en elementos potencialmente alfabetizadores que pueden enriquecer las propuestas, pero todos estos, es posible que en ocasiones terminen siendo utilizados como un recurso para enseñar a obedecer, a callarse o a incorporar hábitos de higiene, cuando no debería ser ese el sentido de los mismos. La autora María Emilia López, por ejemplo, cuando habla de las experiencias musicales de los niños, menciona la importancia de permitirles “cantar por jugar, por emoción, por exploración, por compartir”. De esta manera, creo que se trata de construir espacios de experiencias enriquecedoras para los niños, que tengan un propósito didáctico y desde los contenidos específicos, pero además desde el lugar de la sensibilidad, la emoción, el disfrute, desde el juego mismo.
En el caso de las actividades de rutina, las cuales llamamos "Cotidianas", es importante que las mismas se desarrollen en un ámbito afectivo, cálido, de manera que se conviertan en experiencias agradables y enriquecedoras para los niños. No es lo mismo realizar estas actividades de manera mecánica. No es lo mismo "rutinizar" y hacer todos los días estas actividades de la misma manera o rápidamente, sin mantener contacto visual, sin acompañar con la palabra, sin crear un vínculo afectivo con los niños. Recordemos que, al ingresar al maternal, los niños necesitan establecer un vínculo de seguridad y confianza, por lo tanto, es el docente quién deberá ocupar el lugar de figura de "apego".
Si bien un docente planifica las actividades, los contenidos y objetivos que pretende desarrollar, deben ser flexible a cuestiones que no están explicitas en cada planificación, sino que se desencadenan en la práctica, que surgen de manera improvisada. Y es que, planifica bien aquel que puede improvisar mejor todavía en la práctica.
Para concluir, haber refrescado estas cuestiones me sirvió para profundizar en la idea de complejidad en relación al rol docente. Entendiendo que es una construcción, pero que además es un posicionamiento acerca de cómo quiero y cómo debo llevar a cabo la tarea, la toma de decisiones; de manera comprometida, responsable, profesional, sensible, pensando lo que hago, por qué lo hago y cómo lo hago. En especial, porque el Jardín maternal es posiblemente la primera institución por fuera de la familia, en la que ingresarán los niños, entonces es importante que los maestros pongamos en juego los aspectos pedagógicos y didácticos en relación con lo afectivo, contemplando todas aquellas dimensiones que permiten ofrecer una educación integral.
A continuar pensando...
rociomelina96.blogspot.com
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